El problema con los secretos es que es demasiado fácil seguir coleccionándolos.
Luna Allen ha hecho algunas cosas que preferiría que nadie supiera. También sabe que, si pudiera retroceder en el tiempo, no cambiaría una sola cosa.
Con tres hermanas a las que ama, un trabajo que (en su mayoría) adora, y una familia formada por amigos que ha hecho a lo largo de los años, Luna cree que todo ha salido como se suponía.
Pero cuando uno de esos secretos tiene que ver con el hombre que firma su sueldo, no puede lamentarlo. A pesar de que no es el hombre más amable del mundo. O el más paciente.
A veces hay cosas que es mejor mantenerlas para ti.
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